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martes, 23 de agosto de 2011

MARCHA DE LA RAZÓN A DIOS (DIEGO GRACIA+XAVIER ZUBIRI)

INTERESANTE ARTÍCULO DE DIEGO GRACIA SOBRE LA MARCHA DE LA RAZÓN A DIOS (XAVIER ZUBIRI)
Estamos religados a la realidad, pero no nos es evidente qué es lo que religa o quién es el que religa. El qué o el quién sólo se nos dan bajo forma de “enigma.” El aclararlo en lo posible es el cometido de la razón. En la aprehensión humana, pues, nos encontramos con el fenómeno de la religación, pero no con su término, por ejemplo, con Dios. A él sólo puede llegar la razón, y eso a través de un proceso, siguiendo un método. Zubiri dice que ese método consta de tres momentos: el sistema de referencia, el esbozo y la experiencia. Los tres son necesarios en la marcha hacia el fundamento.
En primer lugar, el sistema de referencia. Es el punto de partida del trabajo de la razón. El sistema de referencia consiste siempre en lo dado en la aprehensión, y en nuestro caso se identifica con el fenómeno de la religación. A partir de ahí, la mente tiene que iniciar una marcha. En ella hay siempre un momento de esbozo. Hay que esbozar qué pueda ser el fundamento. El esbozo es una construcción racional sobre lo que podría ser el fundamento. Las hipótesis científicas, por ejemplo, son esbozos. Y lo mismo cabe decir de las hipótesis sobre Dios. El enigma nos lanza a la elaboración de hipótesis. Ahora bien, en este caso, como en cualquier otro, los esbozos son siempre imperfectos, inconclusivos. No hay ningún esbozo sobre Dios tan redondo y definitivo que anule a todos los demás. Pensemos, por ejemplo, en el esbozo teísta, aquel que postula la existencia de un ser personal, es decir, de Dios. Es un esbozo con grandes dosis de coherencia, pero que no es completamente adecuado a su objeto. El ejemplo paradigmático de ello lo tenemos en el clásico problema del mal. Si Dios es omnipontente, omnisciente y todopoderoso, ¿por qué el mal en el mundo? El esbozo teísta explica unas cosas, pero hay otras que las deja menos claras, o que simplemente no explica. Pero esto no le pasa sólo al esbozo teísta. También le sucede a los esbozos ateo y agnóstico. Cada uno explica coherentemente unas cosas, y deja sin explicar otras.
Para Zubiri, en cualquier caso, el esbozo no es el término del proceso racional. Y ello por un motivo obvio. Si los esbozos no son ni pueden ser nunca apodícticos, entonces resulta claro que su valor de verdad no vendrá dado ni única ni principalmente por su coherencia interna, sino también y sobre todo por su verificación en la experiencia con la realidad. De ahí que el tercer momento del método de la razón sea la experiencia. Zubiri define la experiencia como “probación física de realidad.” Es la realidad la que “aprueba” o “reprueba” el esbozo. Bien entendido, que nunca lo aprueba completamente, porque no existe, dice Zubiri, el experimentum crucis que afirme categóricamente y de una vez por todas que el esbozo es completamente verdadero. Esto pasa en ciencia, y pasa también en religión. Una vez que se elabora el esbozo teísta, la realidad entera aparece bajo nueva luz, como fundada en Dios, y por tanto la experiencia de la realidad se convierte también, de algún modo, en experiencia de Dios. Cabe decir que toda la realidad se ve a nueva luz, se experimenta de modo nuevo; es la experiencia de Dios. Ella es la que da firmeza al esbozo teísta. Lo mismo sucede con los esbozos ateo y agnóstico. Cada uno de ellos nos hace experimentar la realidad de un modo distinto, muy distinto. Y es esa experiencia la que acaba decidiendo a las personas a favor de uno u otro esbozo.

Adenda Personal:
Apodíctico: Sin Contradicción

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